Estructura de la sesión.

Tu médico de cabecera te puede bien remitir a un terapeuta o bien aconsejarte que hagas terapia o tú mismo tomas la decisión.

Siempre vamos a trabajar con cita.

Durante la primera sesión, vamos a hablar sobre tus problemas y expectativas y establecemos una buena relación entre terapeuta y cliente, lo cual es importante porque toda relación, incluso la terapéutica, pasa por baches.

Al principio de la terapia, vamos a ver cuál es la raíz o causa de tus problemas. Durante las sesiones, van a surgir nuevos elementos, que van a complementar y enriquecer el desarrollo del proceso terapéutico. Toda la información se ve de manera holística. Trabajamos hacia la meta de curar las raíces de los bloqueos o los problemas.

Vamos a elegir un problema como punto de partida, puesto que intentar resolverlo todo a la vez es una tarea imposible. Paso a paso, vamos a descifrar y resolver aquello que te produzca malestar. Todas las sesiones incluyen conversaciones, ejercicios de actuación y ejercicios prácticos. Al final de cada sesión, te mandaré unos deberes para que integres el ser consciente y el proceso de curación en tu día a día.

En un principio, vamos a concertar las citas con bastante frecuencia, una vez a la semana, por ejemplo. Tan pronto como te sientas mejor y más seguro, las sesiones van a ser con menos frecuencia. La mayoría de problemas se pueden resolver en unas 10-12 sesiones. Algunos necesitan un tratamiento más largo, porque ciertos asuntos son más complejos y requieren más tiempo para que se resuelvan. Evalúo la cantidad y la frecuencia de los tratamientos de forma individual.