En esta sociedad, con móviles y acceso a wifi, estamos siempre accesibles para todo y para todos. Aunque el uso exagerado de internet se da en todas las edades, son los adolescentes los que en especial pueden verse absortos en juegos, redes sociales y vídeos.

Los jóvenes tienen poco tiempo para enfrentarse a sus propios problemas o de tomar decisiones por sí mismos. Están abrumados por los consejos de sus amigos en Instagram, Whatsapp y de cualquiera que los pueda alcanzar mediante las redes sociales.

Hoy en día, los jóvenes saben mucho gracias a los vídeos que ven y la información que encuentran online. Sin embargo, también han de adquirir habilidades sociales y a gestionar sus emociones y sensaciones en la vida real. Ponerse en contacto con el mundo interior de uno y sentirse “cómodo” con el dolor, la frustración y el aburrimiento lleva tiempo, un tiempo para el que los adolescentes “no tienen tiempo”.

Parece que la vida ocurre en las series de TV y en las películas. Las series no existían cuando yo era joven, y las películas eran una cosa especial para los sábados por la tarde o las vacaciones. Y es que solíamos jugar fuera. Gracias a interactuar con los amigos, teníamos experiencias vitales verdaderas que se convertían en un trampolín para la edad adulta. Hoy en día, en cambio, los adolescentes construyen su idea o impresión de lo que es la “vida” en base a lo que ven en la pantalla.

En la casa de Visalibons no hay televisión. Sí que hay wifi, pero se puede desconectar muy fácilmente, lo que significa que habría que recorrer unos pocos km hasta llegar al sitio más próximo con conexión wifi.

Se pueden organizar numerosas actividades para individuos o grupos pequeños sin la necesidad de tener encima un teléfono móvil.